De nubes negras y creatividad
Cuando aceptamos navegar todas nuestras emociones, aprendemos que en ocasiones esa nube negras que se posa sobre nuestra cabeza no es un castigo o una maldición.
Aquellos sentimientos de tristeza, ansiedad, frustración o enojo que nos sirven como señales y nos invitan a evaluar nuestras circunstancias y la manera en que estas se alinean (o no) con nuestros valores, pueden también transformarse en un aliciente para ese añorado encuentro con nuestra creatividad.
Estas emociones densas, a veces obsesivas y hasta fastidiosas, en ocasiones , nos generan un deseo o necesidad de recluirnos, el cual puede resultar siendo el ingrediente preciso que necesitábamos para desenmarañar ciertos procesos o impulsos creativos.
No busco sugerir con esto, que solo en aquellos estados de encogimiento podamos encontrar las condiciones ideales para nuestra exploración creativa. Aunque bien es verdad que innumerables creadores han atribuido sus más celebradas obras a su tránsito por un momento de oscuridad o incluso a algún trastorno emocional. Hecho que hoy por hoy ha sido estudiado por expertos y ha logrado ser explicado de manera científica (al menos parcialmente).
Susan David, autora del libro Emotional Agility, explica que ¨Nuestras mal-llamadas emociones negativas fomentan un procesamiento cognitivo más lento y sistemático, haciendo que confiemos menos en conclusiones rápidas y prestemos más atención a los detalles sutiles que importan ¨.
Esto se traduce en un estilo de pensamiento que nos permite examinar datos de una manera más fresca y creativa, lo cual explica el por qué a menudo cuando estamos bajos de nota logramos mejores niveles de concentración.
Habiendo dicho esto, el recordatorio que busco compartir, es que la próxima vez que nos sintamos un tanto achicopalados, desanimados o molestos , antes de intentar ahuyentar aquella sombra con desespero, deberíamos preguntarle: ¿¨Para qué podrías servirme hoy?¨, ¿ Acaso podríamos sacarle provecho a ese estado melancólico o gruñón?.
Ciertamente la respuesta no será afirmativa en toda ocasión, pues dependerá de cada contexto; pero puedo asegurarles que muchos de esos días grises se pueden transformar mágicamente en fructuosos días creativos. Lo más fascinante de esto es que al volcarnos a una actividad que convoca nuestros genios creativos, las probabilidades de que terminemos transmutando nuestro estado de ánimo y recargándonos de una energía más optimista y placentera son preciosamente m.